Esta ermita es el edificio más antiguo conservado del pueblo. Es de origen románico y quizá fuera la iglesia primitiva; luego se convertiría en ermita, pero hay que tener en cuenta que, aunque san Isidro es un personaje de la primera mitad del siglo XII, plena Edad Media, no fue canonizado hasta 1622 y la bula que lo recogía apareció en 1724, siglo XVIII. En el edificio se puede apreciar la portada románica, de los siglos XII-XIII, los contrafuertes de la parte posterior y la piedra de una ventana cegada. Lo demás está muy reconstruido. Encima del arco de la portada, destaca la figura de un niño, muy probablemente resto de un capitel romano. El caz, la fragua, el toril y el transformador Al lado de la ermita destacaban tres edificios: El toril. En él se guardaba el toro, que era de propiedad municipal y era el semental para las cerca de 200 vacas que había en el pueblo. Se construyó aquí a principios del siglo XX. Estuvo antes en lo que luego fue escuela masculina y casa del maestro, y ahora es consultorio médico. Como escuela, se inauguró en 1920. Por cierto, lo que ahora es el centro de la Asociación Cultural fue antes Ayuntamiento, secretaría y escuela femenina. Adosado a la pared del toril, se encontraba el potro. Era una estructura de madera que servía para sujetar a las vacas y facilitar que se las pudiera herrar y curar cuando tenían problemas en las patas. El transformador. Edificio cuadrangular, de piedra y de unos dos metros de lado, que, lamentablemente, se demolió hace escasos años. La luz llegó desde muy pronto en el siglo XX del molino de Ligos y desde mediados de siglo, de Ayllón, por un tendido eléctrico que venía por Ligos también. Debió de impactar mucho porque se cantaba una copla, que decía: Las Cuevas no son Las Cuevas, que es una media ciudad, porque han traído de Ligos la luz eléctrica ya. La fragua. Era un edificio que estaba situada junto al caz, un canal que traía agua del río Pedro, desde el paraje conocido como La Vega, que discurría paralelo al río por su margen izquierda. Su función era triple: regar huertos y prados, servir a la fragua y hacer funcionar el molino. La fragua era de una enorme importancia en un pueblo agrícola en el que había decenas de mulos dedicados al trabajo. Tenía herrero permanente y se tienen noticias de ella desde el siglo XVI. Sirva de ejemplo el siguiente escrito municipal. Asiento del herrero, año 1760 En el Lugar de las Cuevas, jurisdicción de la villa de Ayllón, en treinta días del mes de junio, deste año de mil setecientos y sesenta, empezó concejo, con asistencia de los Srs. Regidores, José Sanz y Miguel de Pablo, y la mayor parte de los vzos. juntos al son de campana tañida, como habemos de costumbre de nos ajuntar, para conferir y determinar cosas tocantes al servicio de Dios Ntro. Sr. y bien común y buen gobierno de dicho pueblo: la junta fue para ajustar herrero, para que nos apañe las rejas y demás aperos de los arados. Y se ajustó Don Pedro Ochoa, vzo. del Lugar de Santibáñez, en nombre de su hijo, Estanislao Ochoa, que es quien nos ha de servir. Y se le ha de dar por dicho trabajo a siente celemines de trigo por cada yunta que are todo el año y el que metiere al trabajo alguna res, desde mediado mayo en adelante, ha de pagar a la tercera parte y ha de venir a pañar dos días en cada semana que serán martes y viernes. Y empieza a servir desde Santiago de Julio que viene deste de la fecha, hasta dicho tal día, del año que viene del de sesenta y uno. Y se obliga de componer las herramientas de la fragua, dándole los materiales y ha de ¿encombrinar? un acha y una hazada, a cada vecino y endentar una hoz, por dicho salario. Y ha de dar un cordero que pese doce libras en canal y los despojos para dicho Concejo y un cántaro de vino de alboroque. Y con estas condiciones se obligaron dicho padre e hijo. Y por que conste, lo firmaron ambos de su nombre, junto con mí, el fiel de fechos de dicho Lugar, dicho día, ut supra. Y si hiciere una reja nueva, se le ha de dar 1 real y medio, de un par de velortas nuevas, cuatro cuartos y de una restola nueva, dos cuartos.