La iglesia está estratégicamente situada entre los dos barrios, fuera de ambos núcleos. Su nombre advocativo es el de Nuestra Señora del Olmo y San Juan Bautista. Desde el punto de vista artístico no tiene excesivo valor. Consta de una sola nave y su origen puede remontarse a los siglos XV-XVI, quizá cuando la actual ermita de San Isidro amenazó ruina y cuando creció la población. Se conocen las reformas que se llevaron a cabo durante los siglos XVII-XVIII, hechas por albañiles de “la montaña”, es decir, santanderinos, que, por diversas razones, acabaron en varios pleitos. Las obras de ampliación se pueden observar perfectamente desde el exterior, y en una de las ventanas se puede leer “año de 1714”. Contiguo a la iglesia, se encuentra el cementerio. Estuvo muy extendida hasta la Edad Moderna la costumbre de enterrar a los muertos en el interior de los templos, hasta que fue prohibido por las leyes civiles de finales del siglo XVIII y principios del XIX, no sin encontrar una fuerte oposición por parte de la gente. En Cuevas, hasta hace relativamente poco tiempo, las mujeres se sentaban siempre en el mismo lugar cuando acudían a las prácticas religiosas y reconocían su sitio con la expresión "ésta es mi sepultura", porque, con toda probabilidad, en el pasado se situaban encima de donde había sido inhumado su familiar. El cementerio se encuentra adosado a la iglesia por su parte noroccidental. Las primeras noticias que tenemos referentes a la construcción de un campo santo, como se denominaba, externo a la iglesia, datan del año 1787, cuando la Real Orden del 3 de abril empezó a prohibir el enterramiento en lugares cerrados. En el libro de fábrica del momento se afirma textualmente: "Señalamiento del Campo Santo. Más dio en descargo 40 reales que se llevó el señor Corregidor, por venir a azer el señalamiento del Campo Santo". Ya a mediados del XIX, en 1850, se nos dan otros datos, como éste: Recibí de Raymundo Soria, Mayordomo de nuestra Santa Madre Iglesia, la cantidad de diez y ocho reales vellón, procedentes de la construcción de una cruz y una puerta para el Campo Santo de este pueblo. Y para que le sirva de abono, doy el presente, que firmo en Las Cuevas y Enero, 23 de 1850. Firmado Lucas Martínez


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