Sotocarros fue un poblado que desapareció a mediados del siglo XV. Estaba situado en el paraje conocido actualmente como de San Andrés, probablemente porque era el patrón de su iglesia. Su término municipal se sitúa en la parte suroriental, entre Noviales, Estebanvela, el arroyo de Valdegalindo y los límites del monte de encina, conocido como Montecillo. Alberga la famosa dehesa de Valdepeñas, con un hermoso robledal y un gran prado en su parte final, conocido como Prado Sanz. Esta dehesa sigue proporcionado leña a los vecinos y fue lugar de pasto de cerca de doscientas vacas, que moraban allí durante seis meses, desde San Isidro a Todos los Santos, cuidadas por un vaquero de contrato oficial, que se albergaba en un chozo construido ex profeso para él. Tras su despoblación, Sotocarros pasó a formar parte de Cuevas de Ayllón, por escritura de censo enfitéutico firmada en 1473 por los representantes del Marqués de Villena y del Concejo de Cuevas de Ayllón. Este hecho marcó totalmente, para bien y para mal, la historia de Cuevas durante cerca de quinientos años, hasta que fue definitivamente redimido en los años cuarenta del siglo pasado. La documentación que generó fue enorme y se ha podido reconstruir, como toda la historia de Cuevas de Ayllón, en el libro Cuevas de Ayllón Historia-Tradición-Cultura, de Silvano Andrés de la Morena, publicado en 2020 por la editorial Huerga y Fierro. A la entrada de la Dehesa de Valdepeñas, se conserva todavía la tejera que tenía el municipio y que funcionó hasta mediados del siglo XX. Obra sencilla que suministraba el material necesario de teja árabe para los edificios del pueblo, desde casas a palomares o tenadas (majadas de las ovejas). Antes estuvo situada cerca del pueblo, en un paraje que, significativamente, lleva el topónimo de Tejera Vieja. Se adjunta el siguiente texto, contrato del tejero, que ofrece algunos aspectos curiosos. Contrato del Tejero, año de 1741 En el lugar de las Cuevas, jurisdicción de la villa de Ayllón, en diez días del mes de noviembre de mil setecientos y cuarenta y un años; en público concejo, con asistencia de los Srs. Regidores José Sanz y Pedro de la Morena, estando juntos la mayor parte de los vecinos a campana tañida, como lo tenemos de uso y de costumbre, para conferir cosas tocantes al servicio de Dios Nuestro Señor y bien común y buen gobierno de dicho pueblo, especialmente para coger tejero. Para que haga teja el año que viene de 1742 con las condiciones siguientes: y se cogió a Juan de Iriarte, del Reyno de Navarra, natural de la villa de Irañeta, con la condición que ha de dar al Concejo diez reales de cada hornada de teja que hiciere y un millar de teja por toda la temporada y un cántaro de vino de alboroque...cuando los regidores que fueren se lo pidan y el limpiar el horno y rebocarle las arcillas y las paredes por dentro del Concejo, le ha de replenar de tierra por fuera...por ser así para que conste de verdad lo firmó de su nombre y yo Frco. Vicente e por ausencia del escribano de fechos, en dicho día, mes y año = Y ha de traer el marco a la medida del de Valvieja.